Perdón, pero me duele.


"Me duele nuestra sociedad. Me duele mucho" fue lo primero que me salió. Me dolió Valentina, me duele Brissa. Me dolió Lola. Me dolió Natalia. Me duelen. Se llevaron una parte de mí. Una parte de mí y una parte de vos. Se llevaron una parte de todos. No sé si te diste cuenta, no sé si lo llegaste a sentir, pero una parte tuya también se fue con ellas.

Me duele lo que no hago para cambiar esta situación. Me duelen las veces que me callo la boca. Me duelen las veces que fomento la violencia. Me duelen las veces que critico a las mujeres. Me duelen las veces que juzgo; que no son pocas. Me duelen las fotos que comparto de chicas desaparecidas sin siquiera mirar las caras. Me duele pensar que si me las crucé, tal vez no me di cuenta. Me duele mi indiferencia.

No siento miedo. No salgo a la calle con miedo. Tal vez por inconsciente, tal vez porque siento que "a mí no me va a pasar". No me quejo de que me dejen el lugar en el bondi ni de que me dejen pasar primera.

Soy de las que dijo "che, se les va la mano" y tal vez esté equivocada. Pido perdón por mi sinceridad, pero muchas veces no me veo representada en la lucha feminista. La respeto, pero no es desde donde yo me siento cómoda para hacerle frente a esto.

Sin embargo, me duele nuestra sociedad, cada día más. Y siento culpa.

En las pequeñas cosas. Desde ahí es desde donde construimos realmente.

Nos está costando mucho aceptar lo diferente como válido. Se nos está haciendo difícil convivir. Se nos está convirtiendo en un mal necesario... Y no es esa la idea. Nos está molestando el de al lado y eso también me duele.

Yo sigo creyendo en que todavía podemos cambiar algo. Y eso que cada vez parece más difícil y más distante el cambio. Sin embargo, yo elijo creer.

Perdón Brissa, perdón Valentina. Perdón a todas. Por las veces que creí que sin hacer nada las cosas podían cambiar.


Y perdón también por esto. Ni siquiera estoy convencida de que escribir algo corresponda. Es más, creo que no. Pero a veces no puedo concordar lo que pienso con lo que hago. A veces, escribir es más que yo. Se me hace inevitable.